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PERDONAR EN 3REFLEXIONES
REFLEXIÓN 3 – NO HAY NADA QUE PERDONAR
En la reflexión anterior, vimos que el perdón nace espontáneamente en el momento que elijo mirar el recuerdo doloroso del pasado de manera diferente, como una vivencia que me ha traído cambios, valiosos aprendizajes y experiencia. Y así he sanado un recuerdo y perdonado algo o a alguien.
Perdonar de esta manera el primer recuerdo doloroso, toma un poco de tiempo y práctica porque se me ha hecho un hábito malsano re-sentir las emociones negativas que el recuerdo me produce, pero una vez que lo logro se me va haciendo más fácil repetir el proceso con otros recuerdos.
Y después de un tiempo de práctica me doy cuenta de algo importante; todo aquello sucedió por una razón que ahora se empieza a aclarar. Toda experiencia y cada persona llegó a mi vida como una bendición.
Esto me lleva a un nivel más profundo en el perdón. Puedo ver que cada experiencia me ha dejado un valor y cada persona me ha enseñado algo. Y si esto es así, entonces yo he sido un maestro para otros también. Tal vez haya sido un maestro duro, incluso cruel, para algunos. Tal vez yo formo parte de una experiencia dolorosa de alguien más.
Pero no se trata de ahora sentir culpa. Puedo arrepentirme e incluso pedir perdón si es posible, que puede ser muy beneficioso en muchas ocasiones. Pero más importante es envolverme también a mí mismo con la mirada amorosa con la que transformé mis recuerdos en el ejercicio anterior, y reconocer que hice lo mejor que pude de acuerdo a las capacidades, información e inteligencia emocional que tenía a mi disposición en ese momento. De nada y a nadie sirve la culpa; hay que sanarla de la misma manera que he sanado otros recuerdos.
Al perdonarme a mí mismo me libero, y libero al mundo, de mi mirada de juicio. Me doy cuenta de que todos formamos parte de una red espiritual, que todos vamos juntos en el camino de evolución hacia la consciencia y que unos servimos a otros para avanzar en ese camino.
Me doy cuenta al fin de que no hay nada que perdonar. Está en mí abstenerme de poner etiquetas simplistas, dejar de juzgar a otros y soltar el papel de víctima haciéndome responsable de mi alegría poniendo los límites necesarios y cuidando de mí mismo. Me acostumbro a buscar lo positivo que cada experiencia y las lecciones que cada de una de ellas encierra. Estoy consciente de que absolutamente nada puede en manchar mi verdadera esencia opacando mi luz y elijo vivir desde el presente, consciente de todo lo que pienso, hago y digo para mi propio bien y el de los demás.
Sanar esta en MÍ
Namasté
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